Mueren, luego existen

Los límites geográficos no son trazados por la cartografía sino por la barbarie.
Gracias a los familiares de las víctimas, a las confesiones de los verdugos y al copioso archivo de la prensa, el país ha conocido después los pormenores de la masacre.
(Somos) Habitantes de un país terriblemente injusto que solo reconoce a su gente humilde cuando está enterrada en una fosa.
El sobreviviente de una masacre carga su tragedia a cuestas como el camello su joroba.
Los paramilitares y guerrilleros, pese a que son un par de manadas de asesinos, no son los únicos que han atropellado a esta pobre gente.
Nos distraemos con el símbolo para sacarle el cuerpo al problema real, que es la falta de oportunidades para la gente pobre. Les damos alas a los personajes ilusorios como "La seño Mayito", para después arrancárselas a los seres humanos de carne y hueso como María Magdalena. En el fondo, creamos a éstos héroes efímeros, simplemente, porque necesitamos montar una parodia de solidaridad que alivie nuestras conciencias.
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